lunes, 17 de noviembre de 2008

Sufrimiento, trabajo en grupo y el Sufrimiento

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"Para alcanzar la excelencia, todo gran equipo debe sufrir un poco, y a veces mucho", afirma Patrick Lencioni, presidente de The Table Group, en este artículo.

Uno de los grandes imperativos de la vida moderna, si no el predominante, es el deseo de evitar el sufrimiento. Dedicamos buena parte de nuestra existencia a encontrar maneras de que los días transcurran sin tener que enfrentar las dificultades físicas y emocionales que, en última instancia, son inevitables.

Hay pruebas de ello en todas partes: desde los cientos de tipos de remedios para aliviar el dolor hasta los falsos anuncios de productos destinados a lograr soluciones milagrosas para adelgazar ("¡Coma todo lo que quiera, sin hacer ejercicio!"), pasando por la abundancia de libros de autoayuda que nos alientan a eludir la culpa y la responsabilidad de nuestros actos, atribuyéndolas a los padres, a un profesor o a la mascota de la familia.

Desde luego, es comprensible. Nadie busca oportunidades para sufrir y, por ende, nadie es inmune a la tentación de evitarlo. Sin embargo, nuestra incapacidad para entender que el sufrimiento es inexorable y necesario tiene sus costos.

Cuando las personas temen el sufrimiento más de lo debido, por irónico que parezca experimentan angustia y estrés. Además, como sostienen algunos, el hecho de preocuparnos en exceso aumenta la probabilidad de que ocurra aquello que tememos. Por último, nuestro rechazo al sufrimiento no nos permite reconocer ni aprovechar sus efectos beneficiosos, una vez que lo hemos superado.

Esto es muy cierto cuando se trata de trabajo en equipo y liderazgo, aunque en lugar de "sufrimiento" quizá fuera mejor aplicar el término "incomodidad". Con mucha frecuencia, los líderes y miembros de equipos actúan guiados por la suposición de que el éxito depende de no tener que lidiar jamás con un momento de incomodidad, torpeza o sufrimiento interpersonal. Lo cual, desde luego, torna virtualmente imposible -o, mejor dicho, completamente imposible- obtener algún progreso real al constituir un equipo.

Para alcanzar la excelencia, todo gran equipo debe sufrir un poco, y a veces mucho. Debe enfrentar, experimentar y luchar con embarazosos momentos de conflicto y confusión que amenazan la salud de las relaciones, para luego superar esas situaciones con coraje, persistencia y, si hiciera falta, pidiendo perdón o perdonando. Así se establecen niveles de confianza que, de otro modo, resultarían imposibles de lograr.

Quienes tendemos a ser escépticos y nos empeñamos en seguir buscando un proceso de construcción de equipos de trabajo que sea indoloro y carente de situaciones incómodas, para tener mayor claridad deberíamos analizar lo que ocurre en una familia o un matrimonio. Cuando nos demos cuenta de que es imposible formar o mantener una gran familia o un gran matrimonio sin la previa disposición a enfrentar el riesgo de conflictos, quizá comencemos a apreciar la importancia de adoptar la misma actitud en los equipos de trabajo.

Al actuar de ese modo, aunque parezca irónico, entre los miembros de un equipo empezará a disminuir el nivel de incomodidad experimentado, así como la duración de situaciones conflictivas. Y lo más importante: se generará un ambiente sincero y natural de comunicación e interacción. Algo de mucho mayor valor que los falsos beneficios de tratar de eludir hasta la menor dificultad.

© Gestión / Patrick Lencioni, 2008 vía HSM

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